domingo, 10 de mayo de 2015

14 Y 15 DE MAYO DE 1811: INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY (VIVA LA UNIÓN) Paraguay declaró su independencia al derrocar a las autoridades españolas, el 15 de mayo de 1811. El Virreinato de Perú y la Audiencia de Charcas tenían la autoridad nominal sobre el Paraguay, mientras Madrid por lo general desatendía esa colonia para evitar las complejidades, el gasto de gobernar y defender una colonia remota que había demostrado una lealtad inicial pero para luego no tener mucho valor en el vasto imperio español. Por esa razón los gobernadores del Paraguay no tenían ninguna tropa real a su disposición dependiendo así de una milicia irregular compuesta por colonos. Los paraguayos nativos se aprovecharon de esta situación y exigieron que las cédulas del año 1537 les dieran el derecho para elegir y deponer a sus gobernadores. La colonia (en particular el cabildo de Asunción) se granjeó la reputación de ser una frecuente tierra revoltosa contra la Corona. Las tensiones entre las autoridades reales y los colonos alcanzaron el pico máximo en 1720 a causa del estado de los jesuitas cuyos esfuerzos por organizar a los indios habían negado a los colonos el usufructo a la labor india. Una gran rebelión conocida como la Revuelta Comunera estalló cuando el virrey en Lima reintegró a un gobernador pro-jesuita a quien los colonos ya habían depuesto antes. Esa revuelta era un ensayo en varias formas de los eventos que desembocaron en la Independencia de 1811. La revuelta era el síntoma de un declive. Desde la refundación de Buenos Aires en 1580, el firme deterioro de la importancia de Asunción contribuyó a crecer la inestabilidad política dentro de la provincia. En 1617 la provincia del Río de la Plata fue dividida en dos provincias más pequeñas: el Paraguay, con Asunción como capital y el Río de la Plata con Buenos Aires como ciudad principal. Debido a que Paraguay estaba ubicado lejos de los centros coloniales, tenía muy poco poder de mando en las decisiones importantes que afectaban su economía. España se apropió buenas partes de la riqueza de Paraguay a través de pesados impuestos y demás regulaciones. La Revolución Francesa, el ascenso de Napoleón Bonaparte, y la guerra subsecuente en Europa inevitablemente debilitó la capacidad de España para controlar sus colonias. Cuando las tropas británicas intentaron invadir y dominar Buenos Aires en 1806, el ataque fue reprimido por los residentes de la ciudad con alguna ayuda paraguaya, no por España. La invasión La acción porteña tendría consecuencias imprevistas para las historias de Argentina y Paraguay. Las noticias de los eventos en Buenos Aires aturdieron a los ciudadanos de Asunción quienes solían ser fieles a la posición realista al principio. Manuel Belgrano, general y abogado porteño se puso a la cabeza de 1.100 hombres con la intención de entrar a Asunción. Pero las tropas paraguayas azotaron espectacularmente a los porteños en Paraguarí y después en Tacuarí. Lejos de sostener la posición del cabildo, un movimiento encendió un levantamiento y el derrocamiento de la autoridad española al mismo instante en Paraguay en la noche del 14 y la madrugada del 15 de mayo de 1811. La independencia se declaró formalmente el 17 de mayo. El doble peligro de que los planes revolucionarios en pro de la independencia nacional fueran descubiertos y la posible cooperación portuguesa para evitarla precipitó los acontecimientos, y en la noche del 14 y la madrugada del 15 de mayo, los revolucionarios”, hombres de luces, valentía y patriotismo, asumieron la responsabilidad histórica de liberar al Paraguay del yugo español y constituirlo en una nación libre y soberana. Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, Fulgencio Yegros, José Gaspar Rodríguez de Francia y otros ilustres próceres venían desarrollando con normalidad los planes revolucionarios para independizar el Paraguay; las reuniones “secretas” se hacían en la casa de la familia Martínez Sáenz, actual Casa de la Independencia, con mucha cautela y prudencia de parte de los amotinados, pero aun así, toda Asunción hablaba de la conspiración; incluso en la Casa de Gobierno se sabía de los planes. El pueblo paraguayo clamaba cambios, quería la emancipación, y la victoria obtenida en Tacuarí frente a las tropas enviadas por Buenos Aires al mando del Gral. Manuel Belgrano exaltó el orgullo nacional a expensas del desprestigio de las fuerzas españolas. Ante el descontento popular, el gobernador Velazco buscó la cooperación de Portugal para mantener el régimen españolista. La amenaza de esta alianza fue el motor principal para adelantar la fecha de la revolución, gestada desde el día siguiente de la batalla de Tacuarí (9 de marzo de 1811), y señalada para el 25 de mayo. Así, en la noche del 14 de mayo, Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe y otros compañeros se apoderaron del cuartel de la plaza, que estaba a cargo del oficial de guardia Mauricio José Troche; intimaron al gobernador Velazco, pusieron en libertad a más de 30 presos políticos y así iniciaron la revolución. El pueblo y las tropas invadían la plaza al grito de VIVA LA UNIÓN” y, en la madrugada del 15 de mayo, el capitán Caballero exigió a Velazco la entrega de todas las armas, la admisión de dos diputados adjuntos al gobernador, la separación de los funcionarios españoles y de todos los miembros del Cabildo, que ningún buque saliera de Asunción y que el emisario portugués José de Abreu no abandonara la ciudad. Al atardecer del 15 de mayo fue izada la bandera paraguaya y veintiún cañonazos saludaron el triunfo de la revolución.
UN DESAFÍO PARA EL DOCENTE: LA INTERDISCIPLINARIEDAD La interdisciplinariedad no puede ser espontánea, debe colegiarse entre todos los integrantes del colectivo pedagógico, para que sea considerada una estrategia de enseñanza aprendizaje, en la cual el centro sea el sujeto que aprende y para el colectivo pedagógico un método de trabajo, que ha de convertirse en método de trabajo de sus alumnos. Es también un criterio que prevalece aquel que señala a la interdisciplinariedad como propiciatoria de un cambio no solo conceptual, sino también metodológico y actitudinal. A pesar de que el consenso general es concluyente a favor de establecer la interdisciplinariedad, es algo difícil encontrar ejemplificadas las vías que permitan llevarla a cabo, es un desafío no exento de dificultades, sobran los buenos deseos pero, existen factores que atetan contra este trabajo que podemos resumir en: 1. La concepción curricular de los planes de formación de profesores no favorecía la formación de profesores con una concepción interdisciplinaria. 2. Los docentes no tienen los conocimientos de otras ciencias y disciplinas, que les permitan proyectar y participar en proyectos interdisciplinarios. 3. La predisposición de los docentes a cambios en las formas y vías de impartir la docencia Según Ezequiel Ander-Egg existen un conjunto de condiciones para que sea posible la interdisciplinariedad como práctica educativa y en su nexo con las didácticas particulares. Estas condiciones son: 1. Que cada profesor participante tenga una “buena” (o al menos aceptable) formación en su disciplina. 2. Que todos los docentes tengan un real interés para llevar a cabo una tarea interdisciplinaria, y no tan solo por cumplir una formalidad que le viene impuesta, ya sea por otros colegas o por la dirección del instituto, colegio o escuela. 3. Que los alumnos se encuentren motivados para realizar un trabajo de esta naturaleza, difícilmente lo estarán si antes los profesores no tienen un mínimo de entusiasmo por la tarea y si no son capaces de proponer un tema lo suficiente atractivo e interesante. 4. Que todos los profesores interioricen todos aquellos aspectos sustanciales que comporta una concepción y enfoque interdisciplinario. 5. Que como tarea previa se elabore un marco referencial en el que se integren, organicen y articulen los aspectos fragmentarios que han sido considerados desde cada una de las asignaturas / disciplinas implicadas. 6. Que se trabaje con un marco referencial que sea el encuadramiento de la estrategia pedagógica que ha de permitir una adecuada coordinación y articulación de los trabajos puntuales que se realizan en cada asignatura. 7. Elegir un tema que, por su naturaleza, se preste a la realización de un trabajo interdisciplinar de carácter pedagógico, habida cuenta que profesores y alumnos no son científicos, sino educadores y educandos. 8. No partir del supuesto de que hay que integrar todas las asignaturas, sino solo aquellas que puedan aportar de manera significativa al tema o problema escogido como objeto de estudio. 9. Comenzar la actividad con una lectura, comentario y discusión del marco referencial para tener una visión de conjunto del trabajo y para compartir un enfoque común. 10. Conjuntamente, y en el momento en que los profesores van haciendo los aportes específicos de sus respectivas disciplinas, ir perfilando los grupos de alumnos que han de trabajar en profundidad temas concretos y puntuales. Los grupos de trabajo definitivos se han de constituir conforme a los intereses y capacidades de los alumnos, una vez que se haya realizado un cierto desarrollo del tema. 11. Realizar los montajes necesarios para la presentación de los resultados del trabajo interdisciplinar. Esto comporta desde la confección de las hojas informativas y carteles hasta el acondicionamiento del local y la organización de los montajes que fuesen necesarios, procurando un carácter unitario y un orden lógico. 12. Llevar a cabo la presentación del tema o problema estudiado interdisciplinariamente. Esta presentación puede hacerse para el conjunto de la comunidad educativa (profesores, alumnos, padres) o para la comunidad (barrio, pueblo o ciudad) cuando la índole del tema así lo aconseje. (Ander-Egg, 1993,pp 76- 77)

EDUCACIÓN AMBIENTAL: MAS QUE UNA DISCIPLINA, UNA VOZ A LA CONCIENCIA

BASES PEDAGÓGICAS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL. La enseñanza de la cuestión ambiental requiere de una pedagogía que supone considerar la forma en que se llevan a cabo los procesos de enseñanza aprendizaje y para ello se describirán someramente los principales corrientes educativas. ÉTICA AMBIENTAL. Es parte del plano de la ética aplicada, que actualmente tiene un papel central para la construcción de una conciencia ecológica. Supone la incorporación de valores y propuestas normativas sobre el trato del hombre hacia los ecosistemas y especies (Kwiatkowska e Issa, 1999). Cercano a este concepto están los de ética ecológica (Sosa, 1990) y ética de la tierra (Leopold, 1998, citado por Kwiatkoska e Issa, 1998), los cuales difieren en la manera de concebir las relaciones entre el hombre y la naturaleza. Taylor (1981), menciona que el equilibrio de la naturaleza no es en sí mismo una norma moral por lo que sostiene que es el bien (el bienestar, la salud), de los organismos individuales, considerados como entidades que tienen valor inherente, lo que determina nuestras relaciones morales con las biocomunidades silvestres de la tierra. De esta misma forma concibe que la ética del respeto a la naturaleza consta de tres elementos básicos: un sistema de creencias, una actitud moral fundamental y un conjunto de reglas y deberes y pautas de carácter. Esta forma de concebir la educación ambiental a partir de la ética es importante porque en ella se encuentran inmersos los valores tanto individuales como de la colectividad humana, pero en la situación actual de crisis de valores que enfrenta el mundo, se hace necesario pugnar por un cambio de valores dentro de una ética de responsabilidad (Küng, 1998), o en términos de Leff (1994), se debe sustituir la racionalidad técnica por una racionalidad ambiental, que no trate al medio ambiente como un medio para obtener ganancias. PSICOLOGÍA AMBIENTAL. La psicología ambiental analiza el intercambio entre el individuo y su medio, tratándose de una influencia recíproca. De acuerdo a la UNESCO, el profesor de educación ambiental debe conocer las teorías del aprendizaje, recomendándose el enfoque de Piaget. Al respecto, Serrano y Troche, consideran tres elementos de la psicología genética piagetiana en relación a la teoría y práctica educativa: En el nivel de los objetivos, se retoma la necesidad de crear estructuras operatorias formales; en el nivel del aprendizaje, hay que respetar el nivel de desarrollo cognitivo del sujeto, y en el nivel de la metodología de la enseñanza, es importante tener presente que el aprendizaje escolar es un proceso activo de elaboración que implica interacciones múltiples entre el alumno y los contenido programáticos, de manera que "el alumno construye el conocimiento a través de las acciones afectivas y mentales que realiza sobre el contenido de aprendizaje..." (Serrano y Troche 2000). Por otra parte, Piaget (1979), menciona que el origen de las diferentes variedades del pensamiento científico, desde las matemáticas hasta la biología está construida por "agrupamientos" operatorios. Y ejemplifica con la clase de moluscos construida por Daudin en el que a su vez los agrupa por familia género, orden y clase. El operar el nivel del conocimiento de lo general a lo específico es comenzar a la clasificación de las ciencias que es adecuado porque hay una especialización, sin embargo ahora es necesario unificar esos conocimientos particulares al servicio de un fenómeno determinado para llegar a la solución de la problemática ambiental que aqueja a todo el mundo y poder generar un conocimiento de lo particular a lo general donde la educación desempeñe un papel importante.

domingo, 26 de abril de 2015

LA ÉTICA DE LAS PROFESIONES: se mueve en el nivel intermedio de las éticas específicas o “aplicadas”. El profesional se juega en el ejercicio de su profesión no sólo ser un buen o mal profesional sino también su ser ético. No acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en todos los ámbitos actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de sus responsabilidades profesionales. La ética general de las profesiones se plantea en términos de principios: el principio de beneficencia, el principio de autonomía, el principio de justicia y el principio de no maleficencia El deontologismo plantea los temas éticos en términos de normas y deberes. DEONTOLOGÍA. El término deontología procede del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y logía (conocimiento, estudio…); lo que significa, en términos generales, el estudio o la ciencia de lo debido. El objeto de estudio de la Deontología son los fundamentos del deber y las normas morales. El concepto de deontología fue acuñado por Jeremías Bentham en su obra Deontología o ciencia de la moral, donde ofrece una visión novedosa de esta disciplina. Para Bentham, la deontología se aplica fundamentalmente al ámbito de la moral; es decir, a aquellas conductas del hombre que no forman parte de las hipótesis normativas del derecho vigente, aquellas acciones que no están sometidas al control de la legislación pública. OBJETO MATERIAL: realidad que constituye el objeto de estudio. En ética es la persona, el ser y la configuración virtuosa o viciosa que se dé a sí o cada uno a través de las acciones. Son susceptibles de calificarse como éticas pues, las acciones humanas que son libres (dependen de la voluntad de la persona). Formal. Punto de vista según el cual las acciones son calificadas como buenas o malas. Se denomina moralidad y se basa en valores y normas. OBJETIVOS: Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos rigurosos que permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en relación con sus actos, de ahí la necesidad de establecer unos principios éticos. Independientemente de la propia conciencia, que debiera ser quién más rigiera el cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los colegios profesionales para mantener, promover y defender la deontología. Éstos vigilan el cumplimiento de determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el desempeño del trabajo de sus colegiados. LA CONCIENCIA PROFESIONAL: La conciencia humana es individual, pero tiene varias dimensiones: la conciencia reflexiva (porque es consciente de sí misma) y la conciencia ética, que añade a la conciencia individual la condición de ser, además, una conciencia responsable. Es decir, que con la primera cada persona se relaciona con las demás, pero la conciencia ética nos responsabiliza en la forma de trato hacia esas otras personas. Además de estas dos hay una clase de conciencia más, constituida como un concepto muy importante relacionado con la deontología profesional: la conciencia profesional. Se puede hablar de cuatro niveles de la conciencia profesional: 1. La conciencia profesional es intransferible e individual, nadie es responsable por ninguna otra persona. 2. Nivel de los deberes específicos, aprendidos, asumidos y personalizados por socialización ética. Cada persona tiene que haberse socializado en el código deontológico de su profesión. 3. Nivel de madurez y equilibrio psíquico. Para que la conciencia profesional pueda funcionar hay que gozar de un grado de madurez mínimo. 4. Aptitud profesional para el ejercicio digno de una profesión.